DIARIO DE UN ENAMORADO

1 de Septiembre


Su sonrisa me deslumbró, su belleza era inigualable, más en sus ojos – también hermosos – reflejaba una hermosura tan pura e inocente. Era en lo más linda sin ser atrevida, algo que las mujeres de hoy no entenderán ¿Había un ser más bello que ella sobre la faz de la tierra?


En ese momento no lo creí.


Veinticuatro años aproximadamente, vestida discretamente, pero aun así tan mona. El brillo de sus ojos azabaches me cautivó por completo ¡Ciento cincuenta por cien!!


Yo la veía descaradamente, ni un reojo, ni una vista más discreta, es que me era imposible dejar de mirar ese ente tan sublime. Río ¡Por Dios! Era como un coro de ángeles cantando con armonía, me embriago el alma con aquellas palabras monótonas tan cortas pero tan, tan dulces.


- Se llama Luisa – dijo mi amigo, yo viré a verlo y me siguió hablando - ¡Perdona que te haya interrumpido! Pero es que te veía mirándola con tanta insistencia que pensé que tal vez te había llamado la atención.
- ¡Que listo! – Me dije – gracias – agregué, tome mi copa y con una reverencia me marche de aquel lugar.


Salí al patio de la casa a respirar aire fresco ¡Y yo que pensé en faltar a esa reunión! – Me recriminé – si mi amigo no me hubiera convencido me hubiera perdido su belleza ¡Y lo que es aún peor! Alguien más se hubiera fijado en aquella hermosa dama ¡Le debo la vida!!


De repente me llegó un olor poco común, pero a la vez exquisito. Voltee a ver de dónde provenía aquel extasioso aroma y cuando vi que esa criatura era la dueña no pude evitar sonreírme ¿Acaso era perfecta? No lo dude. Al salir de mis pensamientos, mi corazón aceleró su ritmo. Al observar que Luisa caminaba justamente hacia a mí.


Me miraba inocentemente y en unas palabras angelicales me habló.


.- ¡Qué bonita! – Me comentó deslumbrada viendo hacia la luna
- Lo sé – susurre perdido en su belleza, sin mirar a aquel punto blanco. Mientras vi un sonrojo en sus mejillas que aparecía poco a poco.
- Ja, ja – su risa hizo que virara a verla a los ojos - Se supone que en una fiesta el ruido es necesario – explicó – pero hay momentos que uno por un instante quisiera unos minutos de silencio y…
- Tranquilidad – interrumpí
- Si – me sonrió tan lindamente – Soy Luis – me dijo – Luisa, pero prefiero Luis – me estrechó la mano.
- Hmm... Erick – dije mientras juntaba su mano con la mía. Haciendo que mi corazón latiera normalmente, era relajante.


Nos quedamos así por uno momento, solo le pedí a Dios que no empezara a sudar mi mano.


- Que hermosos  ojos tienes – dijo con un sonrojo notable en sus cachetes
- Tú no te quedas atrás – sonreí
- Pero los tuyos son miel – hizo un puchero
- Sí, pero tus ojos negros muestran tu belleza y pureza interna, y esas pestañas son realmente largas y monas, hacen juego con tus ojos. Eres realmente bella – dijo apacible al fin, ella terminó demasiado sonrojada. Yo sonreí para mí, había entendido mi mensaje.


Platicamos un momento, quedamos en la conclusión que sus pestañas con mis ojos harían la perfecta combinación. Sonó un teléfono, en ese momento nos dimos cuenta que aun estábamos tomados de la mano, con una leve inclinación me pidió disculpas avergonzada, yo no pude evitar reír.


Contestó su teléfono y…


- Luisa… ¿Qué pasa? ¡¿Enserio?! – Preguntó preocupada – voy para allá – colgó el teléfono.
- Debes irte – dije desilusionado
- Sí, lo siento, pero me salió una emergencia en el hospital – me sonrió nerviosa – trabajo ahí
- ¿Te llevo? – dije al ver que iba saliendo de la puerta principal.
- ¿No es molestia? – Preguntó
- No, sube – señale mi auto al momento que quitaba la alarma
- Vale gracias


Llegamos rápidamente, lo bueno que eran las tres de la mañana y en esas horas de la madrugada el tránsito se apaciguaba un momento. Mientras tanto yo le saqué su número de teléfono, su dirección y su consultorio. Algo que me dijo con una condición "lo mismo"


- Ya llegamos – dije sonriéndole
- Sí, gracias – se veía nerviosa – hmm, en una semana va a ver otra reunión ¿iras?
- ¿Iras tú? – Pregunté
- Sí – sonrió
- Entonces yo también – correspondí la sonrisa
- De acuerdo, adiós – me besó la mejilla, yo respondí
- Cuídate – dije anonado
- Adiós – se metió al hospital


8 de Septiembre



¡No sabes que bien me la pase! Solamente que Luisa se puso mal…


Estábamos en aquella reunión donde nos citábamos, sí, era una cita. Ella me lo confirmó.


Estábamos charlando amenamente cuando sonó de nuevo su celular.


- Lo siento – dijo avergonzada – otra vez – dijo mientras sacaba el móvil de la bolsa
- No te preocupes, yo también quisiera hablarte todo el tiempo – sonreí
- Sí… - contestó – bueno Luisa – su cara tomo una contracción – No ¿y si esta qué? No somos nada ¿recuerdas? – Dijo triste mientras daba dos pasos atrás y se volteaba – no eres justo – se llevo la mano a la cara – Si sigues así todo lo que sobra entre nosotros va a acabar – torpemente, tratando de cortar la llamada activó el altavoz y yo pude oír claramente una voz que decía:
- ¡Como quieras! ¡Me da igual! – cortó él la llamada.
- ¿Luisa? – le llame unos segundos después al no ver una acción en ella, Luisa se volteó y me miro tristemente. Estaba lívida y a punto del llanto, se me destrozo el alma al verla así. La tome de la mano y salí de la reunión con ella, la subí a mi auto y…


- ¿A dónde te llevo? – Pregunté. Ella me miro extrañada, pero después me sonrió.
- ¿Podemos ir a tu casa? – esa petición me sobre salto – es que él ha de estar enfadado y mi casa será en el primer lugar donde me buscará – siseo de miedo
- Claro – respondí mientras aumentaba la velocidad
- Perdona mi atrevimiento, no soy así  - dijo triste – pero en estos momentos no sé a quién acudir y tú… - cortó un momento – de alguna forma me inspiras confianza – sonrío forzosamente.
- Te vez más bella con una sonrisa de verdad en tus labios - le sonreí - si estas triste demuéstralo, si quieres llorar hazlo. Si reprimes eso lo acumularás y  podrías hasta enfermarte – le dije preocupado
- Mhp ¿a quién le importaría? – Preguntó resentida
- Esto es un poco rápido pero creo que a mí – ella me miró sorprendida y enseguida me regalo una verdadera sonrisa.
- Hemos llegado – le dije mientras estacionaba el auto
- Sí - dijo ya algo relajada – baje del carro y le abrí la puerta
- Por aquí – le señalé
- Que amplia – dijo maravillada – aunque algo desordenada y opaca ¿te acabas de mudar? – Me preguntó intrigada
- Desde hace tres meses  - dije algo avergonzado – no he podido terminar de arreglarla, creo que necesito una diseñadora de interiores – dije burlón
- ¡Yo lo haré! Esa es una de mis profesiones y hobbies y viéndola ya tengo varias ideas en mente. – Brincó de alegría
- No… - alcé mis manos - espera, no creerás que lo dije enserio ¿o sí? – le dije extrañado


Ella me miro con tal ilusión que yo no pude resistirme.


- Uff… - suspiré – De acuerdo – dije resignado
- ¡Genial! Empiezo la siguiente semana
- Vale – contesté – Hmm, oye luisa ¿Quién era con quien discutías? Si se puede saber claro.
- Mhp… éramos pareja
- ¿Eran?
- Él y yo tuvimos una relación hace unos cuatro años pero era muy mala para ambos, los celos siempre estaban primero que la confianza y además casi pierdo mi vida.
- ¿Qué? – Pregunté frustrado
- Es que yo iba con un muchacho, no pienses mal, era el médico familiar. Me sentí mal y no quise dudar por mi anemia. Y cuando el llego, hizo un alboroto, me subió hacia el departamento. Pero al momento que me zamarreo me soltó y yo caí, casi no la contaba – dijo dolida – Pero no me mires así, no fue su culpa… Poco después nos separamos, no nos hacíamos bien.
- Tranquila, tú no eres la única con un duro pasado – afirmé
- ¿A no? ¿Tú también? – Preguntó curiosa
- Mis padres murieron a mis ocho años, mi hermano se fue al extranjero y yo me quede con mi tío. Era cariñoso y todo lo que quisieras, pero siempre faltó mi familia.


- Tal vez…
- Podamos olvidar juntos el pasado, y marcar un nuevo presente y futuro ¿te parece?
- Creo – se sonrojo – que podríamos intentarlo – sonrió
- Te prometo… que nunca te haré daño.


Seguimos platicando, hasta que la luz de la luna me advirtió que ya era tarde. Sin poder hacer algo Luisa se durmió en el sofá, decidí dejarla ahí. La tape con una manta y la contemple un momento antes de dormir.


Era muy bella…




10 de Octubre


Son muchas cuestiones de amor, Luisa tiene que trabajar dos turnos a la semana y uno el fin. Y yo también estoy mucho tiempo en el trabajo, casi no nos vemos. Y aun no hemos dado por formal nuestra relación.


Eso nos hace vernos muy poco tiempo, a lo mucho media hora dos veces por semana si nos va bien. No somos nada pero aun ambos insistimos en vernos como pareja, aunque ninguno de los dos lo dice tan abiertamente.



30 de Octubre


¡Bien! Esto ya no es aceptable ¡Vi a luisa con otro hombre!! ¡Tomados de la mano! Al verme enmudeció y lo soltó rápidamente, algo que molesto al tipo que venía con ella. Me miró nerviosamente y sonrió lívida, caminó unos pasos hacia mí. Los mismos que yo retrocedí.


<< ¡No eran necesario explicaciones absurdas!!! ¡Todo, absolutamente todo estaba claro!! >> pensé.


-Erick – me habló nerviosa – yo…
- No digas nada – sonreí mas de fuerzas que de ganas
-Te lo puedo explicar – dijo al borde del llanto
-No es necesario – contesté firme – No somos nada así que ni me importa. Y tú ni te gastes, no vale la pena, está todo aclarado.
Di media vuelta y decidí marcharme, por alguna razón sentía encogido mi corazón y mi alma se lamentaba llorando de desilusión. Pero ¿Por qué me ponía así? No era algo tan importante en mi vida ¿o sí?  Tal vez solo es la desilusión, tal vez solo eso…



10 de Diciembre


Luisa me sigue llamando el cinco de diciembre me "confesó" según ella lo que paso:


Yo llegaba cansado del trabajo y me acerqué a la contestadora y…


- Erick ¡perdón! – Imploró - ¡El era Franco! – Su ex – me amenazó con mi familia si no regresaba con él, pero al final ellos mismos me ayudaron a salir de ese infierno. Estaba tan mal al obligarme yo misma al estar con él, que se me olvido por completo nuestra cita y Franco no se despegaba ningún momento de mí, y pues no pude...

Lo siento, yo no sé porque dijiste algo así. Aunque tal vez fue el coraje del momento, yo te quiero… Y con esas palabras heriste mi corazón. Pero te juro que solo fue eso, en cada momento pensaba yo en ti. Sé que aún no somos nada, pero te juro que si me perdonas te haré feliz, por siempre – me dijo ya llorando – Si no me crees lo comprendo, tal vez merecías que te dijera desde antes. Pero no pude, todo fue tan rápido…
Te quiero y espero que me perdones – colgó


No le he hablado no porque no la haya perdonado, si desde que sus ojos derramaron la primera lágrima ya estaba perdonada en absoluto. Quería ir y abrazarla, pero no sé qué pensar, no me quiero enamorar… No sé, tal vez le hable.




20 de Diciembre


Hoy es un día triste, otra reunión. La vería y quedaríamos de acuerdo para ir a la fiesta de navidad. No, no iré, no podría. Además, no iré por lo que pasó el quince…


Hablé con ella ese día, pero estaba agobiado por que el intento de despedirme de mi jefe, fue muy estresante. Y sin querer le reproche hasta lo que no se merecía. Básicamente le dije que no era bueno su entrada en mi corazón y debió entender porque me dijo;


- No eres justo, yo se que cometí un error pero trato de solucionarlo porque si no sería cobarde, pero no sé qué estás haciendo tú. Espero no te arrepientas de esta decisión, adiós - colgó.


Desde entonces no he sabido de ella.



22 de Diciembre


¡Soy un idiota! Completo idiota, al ver que la perdía me sometí a una base de castigo. Con el bueno amigo licor


Le llame ¡Sí! A luisa le dije toda una sarta de estupideces que solo dices en ese estado;


- Te amo y te pido perdón simplemente mis celos se descontrolaron, pero por favor, compréndeme me heriste en lo profundo de mi ser. Yo te amo desde el primer momento que te vi en la fiesta ¡En verdad Luisa te amo! Pero rompí mi promesa, te hice daño. Y tú te mereces a alguien que no falle a su palabra, te amo tanto para verte feliz aunque ese hombre no sea yo. Así que adiós amor mío.


No sé porque me acuerdo de todo. Por supuesto que eran estupideces ¿Cómo podría amar a una persona tan molesta? Sensible… hermosa… ¡Bah! A quién trato de engañar ¡La amo! Y por la estúpida borrachera ¡Renuncié a ella! Aunque, tal vez fue lo correcto, lo mejor. No quiero volver a hacerle daño.



25 de Diciembre


Estoy llegando a la fiesta de Navidad, me quedé de ver con mi tía Charlote. Siempre pienso que hubiera sido si hubiera ido con Luisa. Mi tía me rogó por que conociera a una de sus amigas, acepté para que no siguiera molestando. Pero es que no ocupará su lugar ¡Nunca! Pero creo que tratar de olvidarla sería lo mejor. Sí… lo haré, la olvidaré, y solo la guardaré en mi mente y corazón por siempre y para siempre.


Me di cuenta en estos días de tu ausencia que te tenía desde un principio en mi corazón.


Porque tú hacías que mi soledad se redujera cuando estabas conmigo, dejando los malos momentos y atrayendo los buenos. Porque tú me alegrabas mi vida. ¡Eras mi felicidad! ¡Mi sendero! ¡La luz que iluminaba este!


Simplemente te convertiste en mi razón, en mi adicción ¡En mi vida!


¡Te quiero a ti, solo a ti! Pero te dejaré ser feliz porque tal vez no podrás ser feliz con alguien como yo. Con alguien que falló a su promesa, que te hizo sufrir. Que dejó la confianza por los celos y estoy seguro que esa era la prueba del destino. Sí, no nacimos para estar juntos…


Que seas feliz, feliz sin mí. Te amo por siempre y para siempre. Prometo que este lazo se cerrará cuando abra mi corazón para que entre esa mujer, quien me ayudará a olvidarte. Para siempre que seas feliz, al igual que yo… Que lo intentaré.


-Charlote – No me gusta decirle tía – Sentí mi corazón latiendo tan fuerte como podría contar, los pasos se alargaron a kilómetros. No era posible ¿Esa cabellera era de ella? No, su hermano me dijo que estaba de viaje. Tal vez…


¡Ella volteo! Por fin, tan lento tiempo agónico y de desesperación.


Al verla sonreí con una inmensa alegría, fácil de distinguir. Ella se levantó y caminó hacia donde yo me encontraba petrificado. Al tenerla cerca y oler ese hermoso aroma que siempre reconocía de ella "jazmines" mis manos se colocaron en sus mejillas. Ella solo colocó una de sus manos con la mía, olvide lo bien que se sentía esa calidez.


-Hmm, no quiero interrumpir, pero ¿ya se conocían? – preguntó sorprendida mi tía Charlote con un aire triunfante al ver que nuestras miradas necesitadas reclamaban al otro. Sabía que había hecho bien.


La acerqué poco a poco, deje un momento que su respiración embriagara mi alma y se mezclara con la mía.


Deleitando esos labios jamás antes probados por mí ¡Es un amor puro e intacto!


Al fin corte ese espacio y con lentitud fundimos nuestros labios delicada y amorosamente.


Cerrando esta historia en el recuerdo y preparando de nuevo al corazón con tinta de sangre y papel del alma para escribir la segunda historia. El final feliz.